Durante la tarde del viernes, Mons. Adolfo Uriona participó del “Encuentro por la Paz”, una iniciativa promovida por distintos representantes de la comunidad Católica y la Colectividad Judía, acompañados por la Subsecretaría de Educación y Culto.
Este encuentro interreligioso contó con la participación del Intendente Juan Manuel Llamosas, el Obispo de la Diócesis de Río Cuarto, Monseñor Adolfo Uriona, el Sr. Mauricio Kremer, Representante de la Comunidad Judía, la Subsecretaria de Educación y Culto, Dra. Mercedes Novaira, el Coordinador del programa de Culto, Juan Pablo Picco, Funcionarios, Concejales y Vecinalistas locales.
La jornada también contó con la Interpretación de “Aleluya” por el coro de niños del Colegio La Merced y la presentación de la canción “Ve Ulai” por la cantante litúrgica, Jazanit.
A continuación, compartimos las palabras que dirigió Mons. Adolfo Uriona:
«Vamos a plantar este “olivo de la Paz” en el contexto de la Pascua judía y cristiana.
La Pascua cristiana es el anuncio de la Resurrección de Cristo. El ¡aleluya! que cantamos expresa esa alegría.
Oímos como dirigida también a nosotros la invitación que el Señor Resucitado hizo a los mujeres que fueron al sepulcro: “dense prisa y vayan” a anunciar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y de esperanza. De esperanza cierta, porque desde cuando, en la aurora del tercer día, Jesús crucificado resucitó, ¡la última palabra ya no la tiene la muerte, sino la vida! Y esta es nuestra certeza. La última palabra no es no es la muerte, ¡es la vida! Por eso repetimos tanto: “Cristo ha resucitado”. Porque en Él el sepulcro ha sido derrotado, ha nacido la vida.
En virtud de este evento, que constituye la auténtica y verdadera novedad de la historia y del cosmos, estamos llamados a ser hombres y mujeres nuevos según el Espíritu, afirmando el valor de la vida. ¡Algo nuevo ya comenzó a resurgir!
Seremos hombres y mujeres de resurrección, hombres y mujeres de vida, si, en medio de los sucesos que afligen al mundo -¡hay tantos hoy!- en medio de la indiferencia que aleja de Dios, en medio de la violencia y la guerra, sabremos tener gestos de solidaridad, gestos de acogida, alimentar el deseo universal de la paz y la aspiración a un ambiente libre del degrado. Se trata de signos pequeños, comunes y humanos, pero que, sostenidos y animados por la fe en el Señor Resucitado, adquieren una eficacia muy superior a nuestras capacidades.
Que Dios nos ayude a ser signos claros de Cristo resucitado entre los eventos del mundo, para que cuantos se encuentran en la tribulación y en dificultades no permanezcan víctimas del pesimismo y de la derrota, de la resignación, sino que encuentren en nosotros a muchos hermanos y hermanas que les ofrecen su apoyo y consolación.
Al plantar este olivo, símbolo de paz en nuestra comunidad riocuartense, le pedimos a Dios que nos conceda el valioso y frágil “Don de la Paz”, hoy fuertemente amenazada de diversas maneras y en distintas partes de nuestro planeta. Oramos particularmente por los acontecimientos de Venezuela y por las confrontaciones que se dan en nuestra patria.»
Fuente: Obispado Río Cuarto – Subsecretaría de Educación y Culto de Río Cuarto