Fotos y homilía de Mons. Uriona en la misa por el Día del Niño por Nacer

Durante el lunes por la tarde, se realizó una Santa Misa por la Solemnidad de la Anunciación del Señor, ocasión en la que también se celebró por el Día del Niño por Nacer. En su homilía, Monseñor Adolfo Uriona dijo lo siguiente:

«Estamos celebrando la Solemnidad de la Anunciación del Señor, trasladada a esta fecha en razón del Viernes Santo y la octava de pascua.

El Sí de María al Angel abre la puerta a la entrada del Hijo de Dios en nuestra historia. De esta manera Jesús camina en medio de su pueblo ya desde el seno de su Madre. Su desarrollo en el vientre de María y su nacimiento fue como el de todo ser humano. Se hizo igual a nosotros en todo menos en el pecado.

Este acontecimiento cambia radicalmente la existencia humana. Así, Jesús por nacer ilumina también la vida de la persona en el vientre de su madre. Desde nuestra fe –por el misterio de la Encarnación del Verbo- lo humano, lo que está en el orden de la ley natural, adquiere la nueva dimensión sobrenatural que, sin negar la naturaleza, la perfecciona, la lleva a su plenitud.

Jesús comienza como todo niño y se integra en la vida de familia. La ternura de la madre hacia ese hijo que viene, la esperanza de José, su padre adoptivo, que por la Fe ha apostado al futuro de la promesa, el paciente crecer cada día un poco más hasta el momento de ver la luz, todo esto que se da en la gestación de los niños, con Jesús adquiere una nueva significación que ilumina la comprensión del misterio del hombre. La ternura nos compromete, la esperanza nos lanza hacia el futuro, la paciencia acompaña nuestra espera en el cansino pasar de los días.

Cuando estas actitudes no están, entonces el niño pasa a ser un “objeto” y muchas veces “algo” que molesta, alguien intruso en la vida de los adultos, quienes pretenden vivir tranquilos, replegados sobre sí mismos en su egoísmo.

Desde el seno de su Madre Jesús acepta correr todos los riesgos del egoísmo. Ya nacido, pero niño aún, fue sometido a la persecución de Herodes quien “mataba a los niños en su carne porque a él lo mataba el miedo en su corazón”. Hoy también a los niños por nacer los amenaza el egoísmo  de esta cultura individualista que se niega a ser fecunda. Hoy también la propuesta cultural es a replegarse sobre sí mismo en una dimensión egoísta de la existencia y que lleva hasta matar a los niños indefensos en el seno de su madre.

La Encarnación del Verbo en el seno de María fundamenta nuestro Sí a la vida. Jesús niño por nacer en el vientre de María, nos convoca una vez más a la valentía de ir “contracorriente” frente a esta cultura de muerte. En Cristo comprendemos más profundamente el misterio del hombre cuya vida y dignidad comienza desde el instante mismo de su concepción.

En este día de la Anunciación quiero pedirle a nuestra Madre, la Virgen María, que nos ponga junto a Jesús. Que haga crecer en nuestros corazones actitudes de ternura, de esperanza, y de paciencia para custodiar toda vida humana, especialmente la más frágil, la más marginada, la que menos puede defenderse. Así sea.»

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