Interpelados por la Amazonia
Recibimos agradecidos un nuevo escrito del Papa, una nueva Exhortación. Querida Amazonia es fruto de un proceso de presencia, espiritualidad de la escucha y testimonio de la Iglesia en el territorio de la Amazonia. Es una voz que también se dirige a nosotros, Iglesia de Río Cuarto. Claramente lo afirma Francisco: “Dios quiera que toda la Iglesia se deje enriquecer e interpelar por ese trabajo.” QA 4
Como creyentes sabemos que en su enseñanza encontramos una clara luz para nuestros modos de vivir la fe en el presente.
La realidad de esta región no nos es ajena. Una joven misionera de la diócesis vive desde el 2017 la particularidad de la experiencia misionera en la región, y conocemos de su boca el testimonio de tan fecundo apostolado. Eugenia es un signo concreto que nos une con esa realidad desafiante. Su gesto de misión señala hacia el mismo horizonte que el Papa, principalmente una conversión integral que transite nuevos caminos en dimensión pastoral y ecológica.
Como sacerdote quisiera acercar algunas palabras que sirvan para la vida de la Iglesia y también acompañen a la reflexión social. No pretendo comentar la Exhortación sino más bien dejarla resonar para que nos interpele.
La presente crisis socio ambiental no sólo la viven los habitantes de la Amazonia, sino que es una realidad que debe preocuparnos a todos porque nos afecta a todos. Del modo de asumir los debates y consensos necesarios ante tal desafío, depende el futuro de la humanidad.
La Encíclica Laudato Si es una voz clara y contundente que coloca a la Iglesia en diálogo y acción por el cuidado de la casa común, la exhortación Querida Amazonia remarca ese rumbo desde una región que sostiene la vida de gran parte del planeta. (QA 48) Ambos escritos se reclaman mutuamente para su comprensión y profundización.
Para el Papa se trata de sueños, para nosotros es una tarea de conversión. Conversión es la clave. Una conversión que se declina en diferentes sentidos: integral, pastoral, cultural, ecológica y sinodal. Aquí es donde vemos que la Exhortación y el Documento final del Sínodo se entrelazan.
Será fructífero pues, seguir revisando realidades con audacia evangélica recordando que todos somos misioneros por el Bautismo y que la Iglesia Misionera sirve y acompaña.
Debemos dejar resonar los caminos de conversión ecológica que nos está indicando el Papa y preguntarnos sobre las realidades que nos desafían en nuestra región. La problemática en torno a la degradación del suelo, los modos de producción agrícola que no miden el impacto ambiental, el uso de agroquímicos, el tratamiento de la basura, la deforestación, el cuidado de las reservas acuíferas y muchas otras. Muchos de estos temas son parte del análisis papal porque son preocupaciones graves en la Amazonía. (QA 41-60)
Ofrezco la reflexión que la Iglesia viene realizando sobre el tema y que hoy se actualiza en todo lo que Francisco nos ofrece en su escrito.
Invito a todos los miembros de la comunidad eclesial a trabajar desde la propia vocación para propiciar diálogo y acción donde el cuidado de la casa común posibilite escuchar el clamor de la tierra y el grito de los pobres en el sur cordobés. Nuevamente el dialogo social es una de las propuestas del Papa. (QA 26-27)
El proceso de escucha y discernimiento que hoy da como fruto este documento papal nos motiva en nuestro camino de conversión pastoral que vivimos como parte del plan pastoral diocesano.
Muchas veces perdemos entusiasmo y no encontramos criterios claros de acción. Hoy Francisco nos exhorta – que es lo mismo que decir que nos anima- e incita a toda la Iglesia a esta conversión en nuevas dimensiones. El sueño eclesial (QA 61-110) contiene grandes caminos que nos iluminan en nuestro proceso diocesano.
Con alegría constatamos que la Pastoral de la escucha, la apertura a las vocaciones diaconales, el diálogo ecuménico e interreligioso y la participación de la mujer en roles menos periféricos vienen siendo vívidos entre nosotros con intensidad palpable. Esto nos lleva al agradecimiento por el trabajo realizado y a seguir alentando la labor por hacer.
“Para caminar juntos, la Iglesia de hoy necesita una conversión a la experiencia sinodal. Es necesario fortalecer una cultura de diálogo, de escucha recíproca, de discernimiento espiritual, de consenso y comunión para encontrar espacios y modos de decisión conjunta y responder a los desafíos pastorales. Así se fomentará La sinodalidad en igualdad y común dignidad frente a la diversidad de ministerios, carismas y servicios”, leemos en el Documento final del Sínodo de la Amazonia.
Debemos acompañar toda iniciativa que nos haga salir al encuentro de las diversas realidades sociales y culturales en el centro y las periferias, del mundo y de las existencias particulares.
Tal vez sea el tiempo de comenzar a discernir la posibilidad de un Sínodo diocesano que nos permita renovar la misión. Un Sínodo implicaría como Iglesia madurar en nuestra capacidad de escucha y diálogo.
Creo que Querida Amazonia es una voz clara que clama y nos llama. Los animo a leerla, meditarla, profundizarla, debatirla y hacer uso de ella y su riqueza en toda su extensión, para generar procesos de cambio y renovación. Nuestro Papa nos propone el desafío de una Iglesia en salida y diálogo. Francisco nos invita a soñar y lo hace bellamente desde la poesía de los autores latinoamericanos. Seamos parte, respondamos al llamado.
(Comentario escrito por el Pbro. Raúl Frega)