Los Obispos de Córdoba dirigieron una Carta al gobernador electo Juan Schiaretti y a las autoridades municipales, provinciales y nacionales electas. Les aseguraron acompañarlos con la oración, como también afirmaron que en una sociedad cada vez más plural y compleja como es la de Córdoba, la presencia pública de la Iglesia católica y sus pastores debe regirse por los principios de autonomía y cooperación entre la Iglesia y el Estado al servicio del bien común, especialmente de los más pobres y frágiles.
Córdoba, 16 de noviembre de 2015
Sr. Gobernador electo de Córdoba
JUAN SCHIARETTI
y demás autoridades municipales, provinciales y nacionales electas, ejecutivas y legislativas.
Estimados:
A pocos días de asumir el mandato dato por el voto popular, los obispos de Córdoba queremos hacerles llegar nuestro saludo y mejores deseos para la tarea que emprenden.
En este tiempo, hemos rezado intensamente por nuestro país, el afianzamiento de nuestra democracia republicana y las nuevas autoridades que habían de surgir del ejercicio del voto que expresa la soberanía popular.
Queremos asegurarles que esta oración por ustedes y el buen desempeño de su servicio al bien común no va a faltar en las comunidades cristianas que presidimos.
En horas difíciles como en momentos más serenos, la oración por la Patria y por Córdoba ha sido y es un deber ante Dios que asumimos con entusiasmo y compromiso.
Las seis diócesis católicas de Córdoba están compuestas de una vasta red de parroquias, colegios, personas e iniciativas evangelizadoras y de promoción humana en las que vivimos con intensidad nuestra doble condición de ciudadanos y discípulos de Jesús.
Somos conscientes que en una sociedad cada vez más plural y compleja como es la de Córdoba, la presencia pública de la Iglesia católica y sus pastores debe regirse por los principios de autonomía y cooperación entre la Iglesia y el Estado al servicio del bien común, especialmente de los más pobres y frágiles.
Nos alientan en este camino figuras de insignes cordobeses: los beatos José Gabriel Brochero y Tránsito Cabanillas; el venerable Fray Mamerto Esquiú y, más cercano en el tiempo, el obispo Enrique Angelelli que iluminó con su testimonio hasta la muerte una de las horas más oscuras de nuestro pasado reciente.
Ellos nos muestran la fuerza que tiene el humanismo cristiano para animar una vigorosa vida ciudadana. Esta fuerza sigue hoy viva en el corazón de tantos cordobeses que, cada día, emprenden sus tareas cotidianas confiando en Dios y tratando de vivir los valores del Evangelio de Jesús.
Rezamos por ustedes, pidiendo al Señor la sabiduría y la prudencia que son necesarias al gobernante para el trabajo nunca acabado de construir el mejor orden justo posible.
Que el Señor los bendiga y los proteja, los inspire e ilumine, preservándolos de la tentación de la corrupción, y les dé la recompensa prometida a quienes, olvidándose de sí mismos, han entregado la vida por sus semejantes.
+ Carlos J. Ñáñez, arzobispo de Córdoba
+ Adolfo A. Uriona, obispo de Río Cuarto.
+ Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje
+ Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco
+ Gustavo Zurbriggen, obispo prelado de Deán Funes
+ Samuel Jofré Giraudo, obispo de Villa María
+ Pedro J. Torres, obispo auxiliar de Córdoba
+ Ricardo O. Seirutti, obispo auxiliar electo de Córdoba