Mons. Ojea: «Estar con los jóvenes revive, y creo que están salvando al mundo actualmente»

Lo dijo a Diario Puntal en el marco de su visita a la ciudad de Río Cuarto, y tras participar del Encuentro Diocesano de Animadores, «AnimandoAndo».  A continuación, compartimos la nota completa.


-Siempre se dice que los jóvenes son los que van a salvar al mundo, ¿es así o falta más compromiso?

-Creo que están salvando al mundo actualmente. Como dice el Santo Padre, los jóvenes son el ahora de Dios y es una realidad presente. Son tantos los desafíos que tienen que asumir que, seguramente, se van a templar con los años.

-Durante su exposición hizo referencia al tema del ambiente, ¿nota que la sociedad está más preocupada por hacer algo para evitar consecuencias o que todavía se está discutiendo en ámbitos muy reducidos?

-Hay una seria preocupación científica. Cada congreso es un llamado al sentido común de la humanidad. Al mismo tiempo, da la sensación que los Estados nacionales, sobre todo los Estados centrales, desoyen la información que viene de la ciencia. Lo que hace el Papa es recoger las situaciones concretas de la realidad y hacer un llamado a todos los hombres de buena voluntad para cuidar la casa común. Esto nos permite dialogar con todos los hermanos, no solamente con los de distinta confesión, sino también con los no creyentes y agnósticos, porque nos une el tema de defender el futuro de nuestros hijos y defender el planeta que hemos recibido. Es decir, no hemos recibido el planeta para depredarlo, lo que debemos hacer es transformarlo en algo mejor todavía. Me da la sensación de que se va tomando conciencia, sobre todo en la juventud. Creo que los jóvenes son mucho más sensibles al cuidado que las personas de nuestra generación y eso es bastante promisorio. Es una tarea compleja, porque hay que cambiar hábitos culturales que están muy arraigados y que tienen que ver con un dominio despótico del hombre sobre la naturaleza y no un dominio de la sensatez y del equilibrio, con un criterio administrativo de la naturaleza.

“La naturaleza no es un objeto sobre el cual el hombre puede intervenir alegremente sin ningún tipo de límite. La naturaleza somos nosotros mismos y tenemos que respetar aquello de lo que estamos constituidos nosotros mismos. Me da la sensación de que estamos en camino. Al Santo Padre le interesa iniciar procesos y creo que este proceso se está iniciando”, agregó Ojea.

-Además de estar con los jóvenes, se reunió con la gente de la Pastoral Social y de la Pastoral de las Adicciones, ¿la Iglesia tiene por desafío la profundización de la contención de las personas que la están pasando mal?

-Sin dudas. En ese campo tenemos muchísimo que aprender. Es imposible desconocer que la Iglesia tiene que trabajar no solamente el tema de la oferta de droga, que es una cuestión de seguridad nacional, sino también el tema de la demanda. Es decir, por qué los jóvenes demandan, qué es lo que está pasando en el corazón vacío de tantos hermanos nuestros, y ver un poco cuáles son los caminos para poder salir de ese infierno. Normalmente, los testimonios que tenemos indican que, cuando los chicos van saliendo de una situación así, se convierten en apóstoles de los demás porque el bien se multiplica. El haber salido de una situación así crea una enorme necesidad de trabajar por aquellos que están sumidos en la droga. Es un campo muy importante para la Iglesia. Es una bendición que Cáritas haya asumido todo este tema de los Hogares de Cristo y como una tarea más de la caridad cristiana el acompañamiento de estos jóvenes.

-Otro de los ejes que abordó en la charla con los jóvenes tiene que ver con la pobreza y la necesidad de estar más cerca de los pobres, ¿falta una mayor conciencia social o un mayor compromiso de todos con respecto a este flagelo?

-En la Argentina hay una gran sensibilidad para ayudar. A veces nos movemos un poco espasmódicamente. Descubrimos que hay mucha gente en la calle un día de frío y nos conmovemos. Eso es bueno, es una sensibilidad buena. Me parece que tenemos que trabajar mejor en un compromiso que implique una continuidad, que implique la vida diaria. Los compromisos de vida diaria a veces pueden ser más opacos que el esplendor de un día de sensibilidad, pero hay que acompañar ese buen corazón que tenemos los argentinos con un trabajo más tenaz y más continuo a favor de nuestros hermanos necesitados.

Fuente: Nicolás Cheetham – Redacción Puntal | Fotos: Pastoral de Juventud

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