Mons. Uriona a P. Barbero: «Tu ejemplo nos hace mucho bien a todos»

La diócesis de Villa de la Concepción del Río Cuarto, vivió un verdadero acontecimiento con la celebración de los 50 años de ordenación sacerdotal de un sacerdote de la diócesis que tanto hizo por toda la comunidad y, de manera especial, por la niñez: el presbítero Eusebio Barbero.

El acto central, organizado por la comunidad parroquial de Santa Lucía, consistió en una celebración eucarística de acción de gracias que se llevó a cabo el viernes 8 de enero a las 20 y que tuvo lugar en la capilla del Divino Niño de la Ciudad de los Niños de Río Cuarto, a la que asistieron numerosos amigos del padre Barbero, procedentes de las comunidades de Pedro Funes, Santa Eufemia, Asunta, Olmos, Manantiales y Los Cisnes, de La Carlota; de las comunidades de Bulnes, Suco y Chaján, de Sampacho; de las parroquias Nuestra Señora de Luján y San Martín de Porres, San Cayetano y Santa María Goretti, de Río Cuarto, comunidades en las que se desempeñó a lo largo de su ministerio sacerdotal el padre Barbero, quien en la oportunidad manifestó: “Como sacerdote, doy gracias a Dios y bendigo la vida. Y agregó: “Aquí estoy, Señor, como hace 50 años, sintiendo el abrazo de la misericordia y la fe de nuestro pueblo, que anima, reza y bendice”. (AICA)

En el marco de la misa por los 50 años de sacerdote del Padre Eusebio Barbero, Monseñor Adolfo Uriona dirigió unas palabras agradeciendo su servicio sacerdotal en la Diócesis.

PALABRAS DE MONS. URIONA AL PADRE EUSEBIO BARBERO

 

 

«Padre Eusebio:

Hace poco más de un año que estoy en Río Cuarto. Tiempo suficiente para alcanzar a vislumbrar algo de la calidad de tu persona, pero insuficiente para dimensionar tu trayectoria pastoral que voy conociendo a través del testimonio de sacerdotes y laicos.

Intuyo, te lo digo con sinceridad y sencillez de corazón, que ofreciste tus “cinco panes y dos pescados” y que Jesús, en su infinita misericordia, hizo el milagro de multiplicarlos.

Estoy convencido también de que no sólo “naciste de Dios sino que lo conocés porque amás mucho”, como expresa San Juan en su primera carta. Ese amor es misericordia para con todos los que se te acercan, pero especialmente para los más pequeños, los más vulnerables y desprotegidos. Esta casa es sólo una muestra de tu gran corazón.

Querido Eusebio, gracias por estos 50 años de fidelidad creativa y de entrega generosa al ministerio sacerdotal.

Tu ejemplo nos hace mucho bien a todos…»

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