“Multipliquemos la alegría del Evangelio”: Carta Pastoral de los Obispos de Córdoba

Los obispos de Córdoba presentaron a los fieles de las diócesis de la Región Pastoral Centro la propuesta de una campaña de sostenimiento de la obra evangelizadora en las iglesias diocesanas. “Se trata de una acción común, cuyo objetivo es concientizar a los bautizados sobre nuestra responsabilidad de sostener la obra evangelizadora”, precisaron en una carta pastoral conjunta.


Los obispos de Córdoba presentaron a los fieles de las diócesis de la Región Pastoral Centro la propuesta de una campaña de sostenimiento de la obra evangelizadora en las iglesias diocesanas, inspirados por los ejemplos del Santo Cura Brochero y los beatos Enrique Angelelli, Madre Tránsito Cabanillas y Madre Catalina.

“Se trata de una acción común, cuyo objetivo es concientizar a los bautizados sobre nuestra responsabilidad de sostener la obra evangelizadora”, precisaron, y definieron que la iniciativa se lleve a cabo en marzo de cada año.

En este sentido, los prelados cordobeses expresaron su intención de realizar la primera experiencia en marzo de 2020, por lo que convocaron a un Equipo animador interdiocesano para que “piense la forma concreta” de tener esta campaña.

“Trabajemos juntos. Compartamos lo que Dios nos ha dado. Multipliquemos la alegría de Jesús en los corazones de nuestros hermanos”, pidieron.

La carta “Multipliquemos la alegría del Evangelio” lleva la firma del arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, y los obispos Adolfo Uriona FDP (Villa de la Concepción del Río Cuarto), Samuel Jofré (Villa María), Sergio Buenanueva (San Francisco), Ricardo Araya (Cruz del Eje), Gustavo Zurbriggen (Deán Funes), Pedro Torres (auxiliar de Córdoba) y Ricardo Seirutti (auxiliar de Córdoba).

Texto de la carta
Queridos hermanos:

Cuando visitamos Villa Cura Brochero no deja de admirarnos la obra del Santo Cura en Traslasierra. La Casa de Ejercicios con su capilla y el Cristo de rostro gaucho son el testimonio visible de una intensa evangelización. Solo Dios sabe cuánto bien se sigue derramando desde ese lugar de gracia.

¿Brochero lo hizo solo? De ninguna manera. Como el mismo Jesús que comenzó su misión buscando compañeros de aventura, San José Gabriel supo despertar lo mejor de cada serrano, promoviendo los dones de cada uno para el servicio de todos.

Y si miramos a los otros beatos cordobeses, vemos cosas parecidas. Ahí está Madre Tránsito recorriendo los barrios pobres de Córdoba, recibiendo y dando con generosidad. Ahí está también Madre Catalina y su promoción de la mujer. El beato Angelelli, más cercano en el tiempo, plasmó en su ministerio episcopal la renovación de la Iglesia promovida por el Concilio Vaticano II: una Iglesia pobre y al servicio de los pobres, con una pastoral orgánica, misionera y encarnada.

Inspirados por estos ejemplos, los obispos de las seis diócesis de Córdoba hemos visto oportuno promover una campaña de sostenimiento de la obra evangelizadora en nuestras Iglesias diocesanas. Se trata de una acción común, cuyo objetivo es concientizar a los bautizados sobre nuestra responsabilidad de sostener la obra evangelizadora. Nos ha parecido conveniente destinar, cada año, el mes de marzo para su realización.

Como escribía San Pablo a la comunidad de Corinto: “Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza” (2 Co 8, 9). Hoy, en nuestras Iglesias diocesanas, se teje una red solidaria de comunidades, vocaciones, carismas y servicios que, día a día, llevan adelante la evangelización. Y lo hacen con pasión, alegría y generosidad. Así se hace visible la generosidad del Señor Jesús.

Damos gracias a Dios, pues nuestras comunidades siguen experimentando lo que nos cuenta el evangelio sobre aquella viuda pobre que conmovió al mismo Jesús: dio más que nadie, lo dio todo, se dio a sí misma (cf. Lc 21, 1-4). La generosidad de los pobres nos interpela a todos. Tenemos que ser más generosos con la misión evangelizadora.

Lo sabemos bien: si compartimos con generosidad, lo poco siempre es mucho. Como aquel chico que, con cinco panes y dos pescados, hizo posible la multiplicación de los panes. Cada uno de nosotros, por tanto, ha de sentirse llamado a hacer su aporte generoso de tiempo, talento y dinero. Todos tenemos algo para compartir y, así, edificar la comunidad que anuncia el Evangelio.

Las diócesis cordobesas somos Iglesias hermanas que transitamos un camino común de santidad y misión. Nos sentimos interpelados a una profunda conversión pastoral que nos haga más disponibles para comunicar a todos la alegría del Evangelio. Tenemos que dar pasos para crecer en nuestra comunión solidaria. Esta conversión nos involucra a todos, en primer lugar, a los pastores: los obispos y nuestros Presbiterios. También a los diáconos, demás ministros y agentes de pastoral. A nuestras comunidades, familias, laicos y consagrados.

Desde hace tiempo, la Iglesia en Argentina busca crecer en este compartir solidario. Nuestra iniciativa ha de comprenderse en el horizonte de ese camino más amplio que, con distinta intensidad, involucra a las diócesis de todas las regiones pastorales de nuestro país y a la misma Conferencia Episcopal.

Para pensar esta propuesta hemos recordado el Plan Compartir que, en su momento, fue una iniciativa muy valiosa en orden a una reforma eclesial que implicara también una mayor comunión de bienes. Muchas de sus orientaciones son todavía útiles y tenemos el propósito de aprovecharlas.

Tenemos la intención de realizar la primera experiencia en marzo del próximo año 2020. Para ello nos disponemos a convocar un Equipo animador interdiocesano que piense la forma concreta que ha de tener esta campaña, a partir de las experiencias de cada una de nuestras diócesis en esta materia.

Recordemos las palabras del Señor, al contemplar a la multitud que lo sigue, ansiosa por escuchar su Palabra: “«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mt 9, 37-38). Esos trabajadores en el campo de Dios somos cada uno de nosotros. Trabajemos juntos. Compartamos lo que Dios nos ha dado. Multipliquemos la alegría de Jesús en los corazones de nuestros hermanos.

Ponemos esta iniciativa en las manos de María. Ella nos enseñe con su sabiduría de madre a compartir con todos la multiforme gracia de Dios.

Deja un comentario

Scroll al inicio