Este sábado 16 de febrero, el Pbro. Horacio Pomba tomará posesión de la Parroquia San Andrés Apóstol de la comunidad de Jovita. Compartimos una entrevista, en los momentos previos a su nuevo desafío pastoral.
¿Qué expectativas tiene en torno a su llegada a la comunidad?
Todo traslado o cambio de Parroquia tiene a algo de nostalgia por lo que se deja o cierra y lo que viene hacia adelante. Siempre es pedirle a Dios poder amar y querer la nueva comunidad con el deseo de hacer lo que hace la Iglesia y de dar lo que soy Sacerdote para la comunidad. Lo primero es conocer la vivencia de Fe del pueblo y acompañar desde ahí lo que se viene haciendo y vive. No se trata de cambiar cosas sino alentar y continuar con la tarea del Párroco anterior. Espero poder dar todo de mí y acompañar en la fe, los sacramentos y los desafíos a las familias , jóvenes , niños y enfermos. Son dos comunidades a las que le daré toda mi vida y lo que sé. Quiero ser uno más que aporta de lo que tiene, para mejor vivir y ser feliz.
¿En qué momento de su vida, lo encuentra este nuevo desafío pastoral?
Tengo 14 años de sacerdote y 11 de párroco, he pasado por distintas comunidades y aprendido mucho de sacerdotes, religiosas y laicos. Siempre dispuesto para acompañar y compartir con los demás con la alegría del sacerdocio que llega a cada uno que necesita de Dios y de lo que puedo dar. Cada año uno crece un poco más y todo eso lo pongo a disposición de la nueva Parroquia.
¿Cómo piensa implementar el Plan Pastoral Diocesano, atendiendo a las urgencias pastorales de la comunidad?
Lo primero será conocer cuál es la urgencia pastoral que han decidido las comunidades a las que voy y conocer la realidad social. A partir de ahí se ira viviendo los desafíos que nos presente la vida y las circunstancias que se vayan presentando.
¿Algo más que quiera agregar?
Solo ser agradecido a la Iglesia por el ministerio que me confía, a la comunidad en la que estoy hasta hoy por todo lo que me brindaron y a la que voy para que Dios sea siempre la luz en nuestro caminar y podamos vivir siempre como una gran familia que busca también en la fe vivir, tener esperanza y saber que Dios está cada vez que lo invocamos.