En el marco de la fiesta patronal en la parroquia San Cayetano de la ciudad de Río Cuarto, Mons. Adolfo Uriona reflexionó sobre el significado de la fiesta del «santo amigo de Jesús y de su pueblo, que nos invita a pedir con fe pan y trabajo para todos”.
Mons. Uriona destacó que este año la petición se inscribe en un contexto electoral, donde los argentinos elegiremos las nuevas autoridades que gobernarán el país. «Le pedimos con fe a San Cayetano que bendiga a nuestra patria e ilumine a los ciudadanos en su elección. Pedimos también para que los futuros gobernantes tengan la capacidad de sacar adelante a la Argentina sumida en esta crisis que ya lleva tantos años», expresó.
Asimismo, señaló que se hace muy difícil conseguir trabajo y esto conspira contra la posibilidad de que haya pan en nuestros hogares. «Por ello con fe nos acercamos a pedir que, a través de la mediación de San Cayetano, el Señor nos conceda la bendición tan necesaria para una vida digna: pan y trabajo para todos», afirmó.
El obispo también hizo hincapié en el lema de la novena: «Cuando uno ama, busca hacerse cercano», y pidió que nuestra cercanía se convierta en una toma conciencia de lo que significa la injusticia de que el pan y el trabajo no lleguen a todos los hogares y nos comprometa a poner nuestro granito de arena para la superación de este flagelo. «Esto le hará bien a nuestro corazón, ensanchándolo y sacándolo de sí mismo», aseguró.
Mons. Uriona recordó que «la justicia alegra el corazón: cuando hay para todos, cuando uno ve que hay igualdad, equidad, cuando cada uno tiene lo suyo». Y lamentó que «en nuestra Argentina muchas veces se vulneran los derechos de los trabajadores y los salarios no alcancen para cubrir las necesidades básicas».
Por ello, llamó a la conversión, es decir al cambio de actitud egoísta de buscar el propio interés olvidándose de los otros; de buscar ganancias cada vez mayores y atesorar sólo para sí. «El que tiene un corazón cerrado y sólo piensa en sí mismo en definitiva termina frustrándose. Debe pensar con realismo de que no se llevará nada cuando se muera. ‘La mortaja no tiene bolsillo’, dice un refrán popular. Además, desde la perspectiva de la enseñanza de Jesús en el Evangelio, ‘sólo nos llevamos lo que damos a los demás’, lo que compartimos con los otros: ‘tuve hambre y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber…'», citó.
Finalmente, exhortó a que el «Santo temor del Señor» nos impulse a la confianza en Aquel que nos otorga sus beneficios, porque quien confía en el Señor no queda nunca defraudado. Y a que este «temor del Señor» nos impulse a comprometernos por el bien de nuestros hermanos, en particular por los más necesitados.
«Que San Cayetano nos transforme en personas cercanas como él lo fue, personas que rezan, luchan y trabajan a fin de que la bendición de Dios sea una realidad para todos los argentinos. Se lo pedimos también a la Virgencita a fin de que Ella también bendiga a nuestra ciudad, a nuestra provincia, a nuestra patria con pan y trabajo para todos», concluyó.