Durante la Santa Misa por las Bodas de Plata de las Hermanas de la Visitación en la Diócesis, Mons. Adolfo Uriona aseguró que contar con la presencia de un monasterio de vida contemplativa es una «gran Gracia de Dios». «No todas las Diócesis lo tienen y la vida contemplativa es necesaria mirarla siempre desde una perspectiva de fe, porque no es fácil de comprender» explicó.
«La gente se pregunta, ahora que todo se calibra por la efectividad de las cosas de este mundo: porqué las hermanas están ahí encerradas, porqué no salen a dar catequesis o trabajos pastorales. Justamente esa incomprensión que tiene la vida contemplativa está en relación con la incomprensión que hay a veces del Reino de los Cielos» señaló el Obispo.
«El cambio en el mundo lo hace la Acción de la Gracia de Dios. Evidentemente nos elige con instrumentos y dentro de la Iglesia hay una inmensa variedad de carismas y de trabajos, pero lo que en definitiva cambiará la historia, es la Gracia de Dios que se sostiene fundamentalmente desde la oración» aseguró.
En ese sentido, precisó que la presencia de las Hermanas en la Diócesis, «es como una especie de pararrayos, que nos libra justamente de los rayos del mal a través de su acción contemplativa y orante».
«Esta acción orante la hacen a través del sufrimiento ofrecido de la rutina cotidiana. No es fácil estar dentro de estos muros, todos los días, con las mismas personas rezando con un horario muy reglado. Todo esto exige de un ofrecimiento por el bien del Pueblo de Dios. Ese ofrecimiento se hace con el misterio de la Comunión de los Santos y por los méritos de Jesucristo en la Cruz y llega a cada uno de nosotros, a nuestra Diócesis, la Iglesia y el mundo entero».
Retomando las lecturas de la Santa Misa, Mons. Uriona recordó que la misión se lleva en recipientes de barro. «Ustedes tienen una gran misión, pero esa misión está en ustedes, que son recipiente de barro. Todos somos recipiente de barro. La misión que ustedes tienen, justamente la tienen en este receptáculo pobre, sencillo, con debilidades y dificultades».
En ese sentido, indicó que tomar conciencia de esta condición «nos hace bien». «Esto nos hace bien porque nos aproxima a la Verdad y porque nunca nos la vamos a creer, porque siempre vamos a estar confiados en la gracia de Dios que opera de nuestros pobres medios», explicó Uriona, quien recordó que la misión debe estar siempre al servicio.
Finalmente, Mons. Uriona pidió a los presentes orar por las Hermanas de la Visitación en dos intenciones concretas: por la construcción de su nuevo monasterio y por nuevas vocaciones.